Sine Qua Non

 

Tus creencias no te definen, tus acciones si

 

Hoy ha sido el quinto día de mi practica de noble silencio Vipassana. Y he abandonado. He salido a medio día. Todavía no he cogido teléfono, ni libros, ni música, echo de menos el silencio, y escribo. He estado 5 días aprendiendo una técnica de meditación que realmente dura 10 (sin contar con el día 0 donde te instalas y te explican normas y horarios). Todavía me encuentro rara, aquí escribiendo y escuchando las voces de mis hijas ¿Tanto ha pasado? ¿Tanto puede pasar en 5 días?

Que es Vipassana: según como se describe en su página desde donde accedí a su curso “significa ver las cosas tal y como son en realidad. Es un proceso de auto purificación mediante la auto observación. Se comienza observando la respiración natural para concentrar la mente y luego, con la conciencia agudizada, se procede a observar la naturaleza cambiante del cuerpo y de la mente y se experimentan las verdades universales de la impermanencia, el sufrimiento y la ausencia de ego. Este es el proceso de purificación: el conocimiento de la verdad a través de la experiencia directa” y tal como expresan, en teoría, sin ninguna connotación religiosa.

Me apunté al curso con mucha ilusión y con el alma radiante, como si me hubiese tocado la lotería. Todo lo que había leído sobre la técnica Vipassana de meditación eran halagos de transformación de vida, dejar apegos, dolor y sufrimiento. Yo quería experimentar eso, no porque creyese estar en sufrimiento que no lo estoy, ni porque haya padecido y padezca dolor, ni siquiera porque necesitase transformar mi vida que me encanta. Sencillamente soy un alma inquieta y me apunté a experimentar. A mí, todos los retos me atraen como imanes, me gusta aprender continuamente cosas nuevas.

Las reglas son bastante básicas: silencio absoluto, abstenerse de cualquier practica sexual, no mentir, no robar, no matar ningún ser vivo, no tomar intoxicantes de ningún tipo (alcohol, drogas, tabaco…) y comida vegetariana. No lectura, no escritura, no música, no de nada. Solo silencio y 10 horas de meditación diaria. Levantarse a las 4 de la mañana y acostarse a las 22 h. Desayuno y comida, nada de cenas.

He de decir que no soy vegetariana, que pocas veces había meditado y que el silencio absoluto lo conocía, pero no a esas dosis. Y esto me ha fascinado. Me ha fascinado el horario, la comida y poder meditar largas horas a pesar de no haberlo hecho antes. Me ha encantado el hecho de vivir sin teléfono, sin poder leer (pensaba que no lo resistiría), ni escribir, ni escuchar música. Solo silencio y meditación, retiro en el sentido más estricto de la palabra. Ha sido mi primer retiro espiritual y no será el último. Ha sido una experiencia totalmente enriquecedora a todos los niveles. De hecho, he salido con la intención de mantener esas rutinas que tanto creía que me costarían y no ha sido así. No he encontrado duro ni horarios, ni las 10 horas de meditación ni el hecho de comer básicamente a base de vegetales, legumbres y frutas. Evidentemente es impensable mantener en nuestras vidas continuamente y día tras día 10 horas de meditación, pero espero poder continuar al menos con una o dos.

El objetivo final de la técnica de meditación Vipassana, es alcanzar las metas espirituales más elevadas de la liberación total y el pleno despertar. Todo a través de la meditación continuada en busca de sensaciones o samskaras. Si estas plenamente atento a tu cuerpo en meditación constante, vas notando sensaciones que en el día a día es imposible por la velocidad a la que vamos. Si no haces más que observarte está claro que notas tu cuerpo de una manera muy diferente a cuando vamos con el piloto automático. Esta parte de conocimiento de mi cuerpo, de mi respiración, del hecho de parar en el sentido más estricto ha sido un regalo.

Observar como se mueve mi mente, su velocidad, su dispersión y comprobar que a medida que pasan los días está más calmada y menos agitada. Conseguir concentración absoluta en mi interior.

Mi objetivo y mis expectativas cuando inicié el curso de Vipassana que eran aprender a meditar, saber parar, el saber desconectar, vaciarme y descubrir el silencio han sido completamente satisfechas y superadas

Entonces ¿Por qué me he ido?

La técnica si la he entendido bien en estos 5 días está orientada a dejar de sufrir. Dejar de sufrir apegos, realidades de rabia, y de desdicha. Renunciar a odio y aversión. Hasta aquí es ideal. ¿A quién no le gustaría dejar de tener apego, o no sentir nunca rabia o desdicha? Mi discrepancia en su planteamiento y motivo por el que me he ido a mitad de la técnica, parte del hecho que no me gustan las verdades absolutas, desconfío de aquellos que me muestran su camino como la verdadera felicidad, como el único y verdadero camino.

Desde el primer día de meditación se da un discurso de 19 a 20 h donde se expresa que con el conocimiento de la técnica Vipassana se conoce que es la verdad absoluta, la felicidad en su más sentido y estricto conocimiento. He escuchado 5 discursos de una hora (y evidentemente puedo haberlos mal interpretado dado que no he llegado al final de los 10 días) y en todos ellos, la idea es que vivimos en una realidad llena de rabias, iras, desdichas y apegos. Particularmente, no había oído tantas veces la palabra “desdicha” como en estos 5 últimos días.

En Vipassana toda acción que perjudique a otros, que perturbe su paz y armonía, es una acción malsana y pecaminosa; toda acción que ayude a los demás, que contribuya a su paz y armonía, es una acción sana y piadosa. Creo en esas afirmaciones como correctas, desde mi punto de vista, son de sentido común. Estoy de acuerdo en la mayoría de sus afirmaciones. Con todo mi respeto por la técnica y por los que creen en ella, lo que no veo es la necesidad de “etiquetar” de secta a los que entienden sus creencias de otra manera. A los que demuestran su amor y su compasión desde otro punto de vista. Se tacha de desdichados a aquellos que no siguen el Dhamma. Me sentía cada vez más triste y más apagada por la incomprensión hacia el resto de las creencias o religiones. ¿Es necesario para conocer la verdad absoluta, el camino correcto, minusvalorar a los que no piensan como tú?. ¿Quién tiene el conocimiento de la verdad absoluta? ¿Qué es la verdad absoluta? Conozco muchas personas que han seguido los buenos preceptos practicando la bondad hacia los demás sin que al menos yo tenga consciencia de que hayan seguido el camino de Budha. Un ejemplo en la religión católica (en la que me han educado aun no siendo practicante), seria Santa Teresa de Calcuta. Su fe era cristiana, seguía las credenciales católicas, la oración y el silencio. Dedico su vida a la compasión y amor por los demás. En la India.

A pesar de definir Vipassana como una práctica sin connotación religiosa, en sus discursos mi percepción ha sido otra. Dado el malestar que me generaba ese discurso de una hora (no por el mensaje en sí, sino por la forma de expresarlo), al final del cuarto día, solicité permiso para saltármelo. Quizás si hubiesen buscado una adaptación a nuestra forma de expresar en occidente, o expresarla realmente sin ninguna connotación comparativa entre creencias diferentes, si no las hubiesen “etiquetado” lo hubiese vivido diferente. A esto hay que añadir que el hecho de escuchar una grabación en lugar de a una persona, tampoco me ha generado buenas vibraciones. Quizás si no fuese un discurso grabado como un “casete” y me lo hubiese explicado mi profesora de meditación con sus vivencias, con su práctica, desde su experiencia, de persona a persona, me hubiese inspirado esa confianza que me ha faltado para completar el curso.

Es condición “sine qua non” escuchar la grabación para poder continuar la técnica de Vipassana. Son las normas.

Las normas…nada se salva de tenerlas, todo debe estar normalizado. Me he visto en la obligación de, o bien escuchar “si o si” el discurso diario que bajo mi percepción si tiene connotación religiosa, o bien abandonar el centro.  Y es por esta razón, por la que he optado por la segunda opción. Una elección tan válida y legítima como la que me ofrecían de quedarme y hacer como que escuchaba. No importaba si lo compartía o no, «había» de escucharlo. Y las obligaciones de los «hay que» o «tengo que» no son lo mío.

Estoy de nuevo en casa, sin sentirme desdichada por no conocer su verdad sobre la felicidad, quizás viva ignorante y no conoceré cual es el camino correcto. Mi felicidad sin la practica completa de la técnica Vipassana (a la que agradezco de corazón haberme dado la oportunidad de conocerme en el silencio y en la meditación) y sin la práctica religiosa de ningún tipo, es estar rodeada de alegría y dicha, de ilusión y pasión, sin miedo a la muerte ni a los sufrimientos, es estar rodeada de abrazos y sonrisas, intentando ser cada día mejor persona, teniendo como valores la compasión y el amor por los demás. Disfrutando momento a momento lo que la vida (interior y exterior) me ofrece.

 

Os deseo a todos “Mangala” (bienestar, bendición y felicidad). Gracias VIDA. Carpe Diem